Primera Quincena de Abril
Número 16, 15 de Abril de 2009
Número 16, 15 de Abril de 2009
Marcos Gabriel Vázquez Dávila
A lo largo de mi corta estancia en el mundo de la filosofía he aprendido una cantidad de conocimientos divergentes o compatibles que pudiera citar en cualquier plática con el tal de hacerme la pose de una persona interesante, la cual ha leído libros y extraer las frases célebres centrales de un pensador con la que podemos resumir todo un sistema. Esta es la visión que se tiene de un amigo de la sabiduría, por ello es fácil inferir que dedicarse a la docencia es el único destino a donde podemos aspirar.
Desde el mundo de las ideas, el motor inmóvil, la ataraxia, el placer, Dios, el cogito, el loco espíritu que se despliega entre nosotros, la lucha de clases, el Dasein, la sociedad abierta, etc. son ideas con las cuales nos topamos a diario en nuestras aulas, las memorizamos y somos capaces, algunos, de repetirlas de memoria a los otros, páginas enteras de libros. Sin embargo, existe un problema con ello, nos limitamos así a ser historiadores de la filosofía pero no filósofos en sí, es como quien estudia cualquier otra profesión y no la ejerce (por ejemplo si alguien sabe medicina por lectura pero en su vida se ha parado frente a un cuerpo o tratado una enfermedad).
¿Quién es entonces un filósofo? O ¿Cuál parámetro podemos utilizar para denominar por qué lo es y los otros no? En la postura de algunos pensadores el término filosofía no existe, sino sólo la personificación de diferentes que se dedicaron a filosofar, dando un giro a la acción y no a un concepto abstracto, cuestión que es correcta, pero aún seguimos carentes de algún canon que lo describa.
Si alguna característica podemos adherir a los filósofos es la de ser conciencia de su época o del área a la cual se dedicaban, de ser aquellos que mediante el estudio y análisis dan cause al correcto desarrollo de cierto tema.
El filósofo es aquel que como Sócrates anda cuestionando y no se queda quieto con las dudas, pero también debe formular respuestas para salir de los problemas. Siendo más claros, la filosofía es como el daemon que molestaba a Sócrates, y este último es el filósofo.
Y es que todos han sido hijos de su época, ya sea como grandes y feroces críticos, u otros como siervos sustentadores de una situación de su época.
El trabajo era conocer a los clásicos para poder ver problemas análogos en el presente, pero también era el intento por reformular y replantear los problemas en su época, seguir siendo esos preguntones punzantes que no sacaban el dedo de la yaga.
Los comentaristas son importantes, los doctos en el conocimiento antiguo o específico hacen un trabajo importante, pero no lo es todo, es importante comenzar pensar a de nuevo, si los filósofos no trabajan en su área es claro que el resultado es tener una sociedad sin conciencia alguna.
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