lunes, 20 de abril de 2009

MANIFIESTO DE LOCURA

Primera Quincena de Abril
Número 16, 15 de abril de 2009

Maria Fernanda Lara Ochoa


Da lo mismo, estar –jodida- que prender tu ausencia. El humo de la hierba café y el incienso de la torre sagrada.
Tirarse a un chileno en una nube de madera apolillada, que en un catre flotante en fango turquesa. Si tengo sueños peregrinos y turbios, o una resaca de piedra. Un orgasmo de barro o de hojalata.
La Venus ofreciéndome la Roma eterna, o un demonio su lujuria y desagrado convexo.

-Da lo mismo, exactamente lo mismo-

Patear la entre pierna al vago del perfil hebreo, que besarle su extrañeza.

(Extraño
- te extraño-)

Mojarme en sequedad y revolcarme en arenosa humedad. Vender mi –desnudo naufrago- y mi obra de Dalí.
Ultimar tu locura, o quitarte el anhelo.

-Alma de plástico frustrado,
Hijo del sexo, dueño de tiesas féminas-

Morder la luna frente al ciego, que gritarle silencios al sordo. Tararearle al niño canciones de cuna, enseñarlo a blasfemar.
Forrarme en hiedra. Labrarme en jade.
Vestirme hoy de pudor y mañana de aspecto humeante.

-Impostergable manifiesto de vanidad-
Escondite fugaz del anhelo hibrido.

Arrugarme por desternillar de más o por dormir en agua salada. Clausurar el himno somnoliento, que inaugurar la jaula cósmica de lo que entra y sale despavoridamente.

Tenerte en llanto ahogado,
que respires por las manos
y te asfixies en sombría soledad.

Ceder al devoramiento del sudor.
A la boca expiatoria de -efluvios consonantes-.
Al absurdo viril.
Al absurdo descanso.
Al absurdo infortunio.
En celo. En agonía.
En celibato, en desato.

EL FILÓSOFO COMO CONCIENCIA

Primera Quincena de Abril
Número 16, 15 de Abril de 2009





Marcos Gabriel Vázquez Dávila





A lo largo de mi corta estancia en el mundo de la filosofía he aprendido una cantidad de conocimientos divergentes o compatibles que pudiera citar en cualquier plática con el tal de hacerme la pose de una persona interesante, la cual ha leído libros y extraer las frases célebres centrales de un pensador con la que podemos resumir todo un sistema. Esta es la visión que se tiene de un amigo de la sabiduría, por ello es fácil inferir que dedicarse a la docencia es el único destino a donde podemos aspirar.
Desde el mundo de las ideas, el motor inmóvil, la ataraxia, el placer, Dios, el cogito, el loco espíritu que se despliega entre nosotros, la lucha de clases, el Dasein, la sociedad abierta, etc. son ideas con las cuales nos topamos a diario en nuestras aulas, las memorizamos y somos capaces, algunos, de repetirlas de memoria a los otros, páginas enteras de libros. Sin embargo, existe un problema con ello, nos limitamos así a ser historiadores de la filosofía pero no filósofos en sí, es como quien estudia cualquier otra profesión y no la ejerce (por ejemplo si alguien sabe medicina por lectura pero en su vida se ha parado frente a un cuerpo o tratado una enfermedad).
¿Quién es entonces un filósofo? O ¿Cuál parámetro podemos utilizar para denominar por qué lo es y los otros no? En la postura de algunos pensadores el término filosofía no existe, sino sólo la personificación de diferentes que se dedicaron a filosofar, dando un giro a la acción y no a un concepto abstracto, cuestión que es correcta, pero aún seguimos carentes de algún canon que lo describa.
Si alguna característica podemos adherir a los filósofos es la de ser conciencia de su época o del área a la cual se dedicaban, de ser aquellos que mediante el estudio y análisis dan cause al correcto desarrollo de cierto tema.
El filósofo es aquel que como Sócrates anda cuestionando y no se queda quieto con las dudas, pero también debe formular respuestas para salir de los problemas. Siendo más claros, la filosofía es como el daemon que molestaba a Sócrates, y este último es el filósofo.
Y es que todos han sido hijos de su época, ya sea como grandes y feroces críticos, u otros como siervos sustentadores de una situación de su época.
El trabajo era conocer a los clásicos para poder ver problemas análogos en el presente, pero también era el intento por reformular y replantear los problemas en su época, seguir siendo esos preguntones punzantes que no sacaban el dedo de la yaga.
Los comentaristas son importantes, los doctos en el conocimiento antiguo o específico hacen un trabajo importante, pero no lo es todo, es importante comenzar pensar a de nuevo, si los filósofos no trabajan en su área es claro que el resultado es tener una sociedad sin conciencia alguna.

sábado, 4 de abril de 2009

Ética Marzo 2009 Fotografías


Fotografías de: Alberto Piña


No escucho




¿Cómo vivir?




¿Por qué?


¿Qué...?



¿Qué es la vida?



¿Quién soy?





Una luz en mi






Ética Marzo 2009 Cuento






DIVAGACIONES ÉTICAS






Laura Marínez Domínguez






Mientras acaricia al gato que en un presente le ha dado por comer filosofía y pasear por las habitaciones con migajas metafísicas en los bigotes como si eso no importara, una mujer se resiste a abandonar su cama; el reloj con tono pausado le da un tanto de licencia al marcar las 6:00 AM.
Es demasiado temprano, a esa hora ella no es capaz de comportarse como un ser humano amable y juguetón; es demasiado temprano, pero sabe que no podrá volver a conciliar el sueño.
Ayer, el personaje aquel que apareció de sus sueños le ha recordado que ella alguna vez se preguntó ¿Qué es la vida? Y no sólo eso, sino ¿Cuál es la manera correcta de vivirla?
La araña despierta con los pensadores cristianos entre las patas, enredados en su doble actitud frente a la ética, grita temerosa de que a ella también la absorban en lo religioso. El reloj la hace callar con una de sus manecillas, el gato salta de la cama y la mujer deletrea la palabra ética. Fue el personaje aquel que apareció de sus sueños quien la dibujó en sus labios en respuesta a la pregunta que ella tuvo la osadía de formular: ¿Cuál es la manera correcta de vivir?
El debió haberla aprendido de Sócrates quien al parecer centró toda la reflexión filosófica en la ética, o de Aristóteles quien fundó a la ética como disciplina filosófica, debió haberla leído en griego antiguo, en uno de esos libros que desafortunadamente no son una novela.
El gato vuelve a aparecer, trae a los cínicos enredados en el cuello, la mujer lo libera y se encuentra con su desprecio a las convenciones, y mientras lo hace se pregunta si esa será la forma de vivir éticamente; aunque ciertamente lo que mas le intriga es que debajo de su cama cohabiten los estoicos y los epicúreos y tarde o temprano el gato los haga subir a su cama y ella deba decidir entre la impasibilidad y el equilibrio, para así decir que vive conforme al concepto de ética.
Abandona la cama, el reloj aplaude marcando las 7:00AM, sigue siendo temprano pero ya es mas humana; es domingo, el día en donde las obligaciones se escapan por la ventana y las divagaciones pueden tener sitio frente al desayuno o la ducha pausada y sin prisa.
La araña al buscar por enésima vez la salida del reloj donde ha quedado atrapada se encuentra con un examen entre la vida teórica y la vida practica, en tonto que la mujer ignora a la araña y consulta el diccionario quien le responde que la ética son las normas que han regulado la conducta humana desde los tiempos prehistóricos hasta nuestros días.
La pregunta sigue en el aire: ¿Cuál es la manera correcta de vivir? ¿Cómo saber si esas normas adoptadas son las correctas? ¿Cómo relacionar a las normas y a los bienes, si el bien mismo no es definible mediante otros términos que puedan declararse sinónimos con él?
Y aunque Kant no tiene marco en la pared, de igual manera le responde que los principios éticos superiores son absolutamente válidos a priori. La mujer no escucha, de un tiempo para acá, siente que sus paredes son un mundo adlátere que tiene las respuestas inmediatas para sus dudas milenarias, para las preguntas que sin formularlas se materializan.
Se recuesta en el sillón de siempre, el que jocosamente alguien bautizó como el diván de las divagaciones; no se acomoda, el sillón le queda chico, grande, alto; la palabra ética aun no ha sido definida y la corrección vivida esta en pausa… quizá los pensadores modernos tienen razón al afirmar que es sentido común y al final del día es correcto afirmar que lo decisivo es que haya una explicación racional de las ideas o de las normas adoptadas y que esa explicación se derive de un examen de la relación entre la vida teórica y la vida practica; entonces podrá decir que ha vivido de manera ética… la mujer sonríe, la ética no es un concepto, es la suma de detalles a la que el hombre debe aspirar para vivir, simple y sencillamente.
El gato juega con algunos juicios éticos, con los prescriptivos ya que perdió a los indicativos, la araña se sienta en el número 5 a contemplar como pasa su vida, mientras el reloj entusiasmado le avisa a la mujer que es hora de salir a caminar, para encontrarse consigo misma.

Ètica Marzo 2009

PINCELADAS ÉTICAS
Javier Gómez Torres
En el transcurso de nuestra vida diaria nos topamos con una gran cantidad de personas, de ideas e información: gente en las calles, nuestros amigos y los parientes, las imágenes que vemos en la tele o las revistas, las noticias en los periódicos… Así, por todas partes, vemos productos para comprar, deportes, noticias de luchas entre grupos armados, accidentes, películas, caricaturas, peleas, discusiones, música, dibujos en las paredes... Estamos tan acostumbrados, que ya difícilmente nos sorprenden.
Ocurre, entonces, que al estar tan acostumbrados a estas cosas, no le vemos mucho sentido preguntarnos si todo esto puede ser de otra manera; vaya, son tan parte de nuestra rutina diaria, que simplemente consideramos que “así es la vida”.
Hay quienes, sin embargo, piensan que la vida no necesariamente tiene que ser como nos dicen que sea. Deseosos de encontrar alternativas para hacer sus vidas, hay personas que se dedican a entender las razones por las que hacemos las cosas que hacemos; su ideal es poder encontrar alternativas para llevar un mejor rumbo de nuestras vidas. A esa forma de ser y de pensar, es lo que en términos muy generales podemos llamarle filosofía.
Ahora bien, un primer problema con la filosofía es la idea que tenemos de que es algo aburrido y complicado, de gente que vivió hace mucho tiempo y en lugares lejanos. Esta idea es la más común que se tiene sobre la filosofía y, prácticamente, a cualquiera que le preguntemos nos dirá eso mismo de ella.
Sin embargo, esta idea no podía estar más equivocada. Precisamente, como hemos dicho, aquellos que gustan de la filosofía son aquellos que se han atrevido a cuestionar lo que les han dicho del mundo y, así, encontrar su propio estilo de vida. Es aquí donde inicia la verdadera experiencia del que gusta de filosofar.
Una de las tantas cosas que los pensadores buscan responder es ¿por qué las personas no pueden vivir sin estarse insultando, robando o peleando? Para ello, estudian las diferencias entre las personas, las motivaciones de sus actos, así como posibles criterios para solucionar estas dificultades. A esta labor en especial, es lo que en filosofía llamamos Ética.
Como podemos empezar a imaginarnos, la Ética orienta sus investigaciones en una característica muy particular de las personas: sus costumbres. Estas costumbres tienen dos dimensiones muy particulares: la de las personas en su vida privada e individual, y aquella que tiene que ver en su relación con las demás personas y su entorno. A la primera le podemos llamar moral personal o carácter de la persona, y a la segunda la podemos llamar moralidad o costumbres del grupo. Así, preguntas como: ¿quién soy? ¿por qué me gustan sólo ciertas cosas y no otras? ¿por qué reacciono con miedo ante ciertas situaciones? ¿por qué me enojo tan fácilmente? ¿por qué no hago las cosas igual que los demás? ¿existe un destino para mi vida? ¿por qué muchas veces no sé qué hacer con mi vida? ¿por qué los demás no me comprenden?.. son preguntas acerca del carácter o moral personal, mientras que preguntas como: ¿me puedo quedar con el dinero de alguien más? ¿cómo debo comportarme en una reunión? ¿cómo me relaciono con mis padres? ¿por qué debo respetar las leyes de tránsito? ¿sirve de algo ir a votar en las elecciones? ¿debo ser honesto en mi trabajo? ¿cómo debo tratar a mi pareja? ¿cómo le hablo a mis amigos? ¿cómo debo tratar a las mujeres? ¿se vale que tenga mis propios gustos musicales y de vestimenta? ¿cómo debo comportarme en un restaurante? ¿debo ceder el paso cuando voy manejando?.. son preguntas más relativas a la moralidad del grupo en que me desenvuelva.
Todas estas preguntas están, de hecho, muy relacionadas entre sí. Tenemos en nuestra vida personal cuando nos lavamos los dientes, o en la manera en que caminamos; pero también tenemos costumbres sobre lo que pensamos de nosotros mismos y de las demás personas, sobre cómo reaccionamos ante el miedo, en lo rápido o lento en que nos enojamos, o qué tan bien podemos relacionarnos con alguien que no piensa igual a nosotros. Estas costumbres, esta forma de ser, se combina en una grande y compleja red cuando convivimos con otras personas: en comunidad. Así, podemos decir en términos generales, que al estudio completo de todas estas costumbres, la forma en que afectan nuestras vidas, y las posibles soluciones de ellas, es lo que podemos llamar Ética.
A esto es a lo que muchos pensadores han dedicado su vida, encontrando pequeños chispazos que intenten resolver la gran cantidad de problemas que afectan nuestras vidas; aprender sobre ellos y, sobre todo, aprender de ellos, es lo que puede hacer la diferencia en nuestra lucha por estar en paz y, vale decirlo, ser cada vez un poco más felices.